lunes, 18 de julio de 2016

                                              Mártires de la iglesia católica 


                         Santa Teresa Benedicta de la Cruz

Judía de nacimiento, abraza la fe católica ya siendo profesora de universidad y reconocida filósofa. Entra en las Carmelitas descalzas y muere víctima de los nazis en Aushwitz.
Canonizada por Juan Pablo II el 11 de Octubre, 1998 

Consideró su conversión a la fe católica como una conversión también hacia una mas profunda identificación con su identidad judía.

Su testimonio ilustra dos temas inseparables: La unidad entre el judaísmo y la fe católica y el valor del sufrimiento.
   
                                                 
                                                     

San Cristóbal

San Cristóbal, popularísimo gigantón que antaño podía verse con su barba y su cayado en todas las puertas de las ciudades: era creencia común que bastaba mirar su imagen para que el viajero se viese libre de todo peligro durante aquel día. Hoy que se suele viajar en coche, los automovilistas piadosos llevan una medalla de san Cristóbal junto al volante.

¿Quién era? Con la historia en la mano poco puede decirse de él, como mucho que quizá un mártir de Asia Menor a quien ya se rendía culto en el siglo v. Su nombre griego, «el portador de Cristo», es enigmático, y se empareja con una de las leyendas más bellas y significativas de toda la tradición cristiana. Nos lo pintan como un hombre muy apuesto de estatura colosal, con gran fuerza física, y tan orgulloso que no se conformaba con servir a amos que no fueran dignos de él.
                                                     

SÍMBOLO DE LA IGLESIA CATÓLICA

Los signos se usan por el ser humano desde el comienzo de la Historia, surgieron mucho antes que el lenguaje escrito, es una forma de exteriorizar y representar un pensamiento o idea debido a la semejanza, real o imaginada, con su significado y constituye para varios una especie de icono que refuerza su fe y fortaleza interior.


¿Por qué el Papa Francisco habla de la cruz como un fracaso en la vida de Jesús?
Ante miles de fieles presentes, el Santo Padre explicó que “decir que ‘Jesús ha dado su vida por el mundo es verdad, pero es más bello decir: ‘¡Ha dado su vida por mí! Y hoy en la Plaza, cada uno de nosotros, diga en su corazón: ‘¡Ha dado su vida por mí!, para poder salvarnos a cada uno de nosotros de nuestros pecados”.
“Esto, ¿quién lo entendió? Lo entendió bien uno de los dos ladrones crucificados con Él, llamado el ‘buen ladrón’, que le suplica: ‘Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino’ (Lc 23,42). Pero este era un malhechor, era un corrupto y estaba ahí condenado a muerte por todas las maldades que había hecho en su vida, pero ha visto en la actitud de Jesús, en la humildad de Jesús el amor. Y esta es la fuerza del reino de Cristo: el amor.

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